A lo largo de mi vida he tenido la fortuna de contactar con la expresión
corporal muchas veces. Para aquellos que lean esto y estén preguntándose “¿Qué
es la expresión corporal?” voy a dejarles una breve definición de lo que el
concepto englobaría: la expresión corporal es una forma básica de comunicación humana.
Con ella se busca el
desarrollo de la imaginación, el placer por el juego, la improvisación, la
espontaneidad y la creatividad.
Mi primer vinculo con la expresión
corporal se formó cuando cursaba primero de primaria. En este curso mis padres
me apuntaron (yo aun no tenía capacidad para tomar decisiones obviamente) a
música como materia extraescolar. Esta materia se dividía en dos partes:
durante un periodo de tiempo dábamos teoría en una aula y después nos
desplazábamos a otra aula mucho más grande para empezar la expresión corporal.
Recuerdo que en aquella época lo que la profesora nos enseñaba era moverse y
danzar al ritmo de la música que ponía. Este primer contacto con la expresión
corporal se alargó hasta que cursé tercero de primaria, es decir, tres años.
Siendo sincero he de decir que mi primer vínculo con la expresión no fue
positivo a nivel personal. Por supuesto aprendí muchas cosas que ahora en el
presente agradezco saberlas, pero el método con el que me enseñaron fue
monótono, demasiado monótono. La impresión que absorbí a lo largo de este
periodo de tiempo me mostró que la expresión corporal era algo estrictamente
concreto: moverse al ritmo que dictaba la música. Con el paso del tiempo, al
establecer nuevos vínculos, me di cuenta de la errónea primera impresión que
tuve.
Mi segundo vínculo con la expresión corporal se originó a
lo largo de toda la ESO. Puedo decir que tuve bastante surte, y en todos los
cursos de esta estapa escolar di algo de expresión en la materia de educación
física. Durante este nuevo periodo de contacto mi concepción sobre la expresión
cambió radicalmente. Aprendí que la expresión corporal no es moverse
individualmente por una sala escuchando un ritmo, sino que también es teatro, es
danza, es realizar coreografías grupales… y muchas cosas más. Mi idea
restringida cambió por una idea de libertad, de innovación y, nunca mejor
dicho, de expresión.
Mi tercer
y último vínculo con la expresión corporal ha sido el que ha tenido lugar hoy.
Puede parecer que lo aprendido en un día no sea equiparable a largos periodos
de tiempo como la primaria y la ESO, pero puedo asegurar que para mi la
intensidad de aprendizaje en una única sesión ha sido muy superior a todo lo
aprendido con anterioridad en relación a este tema. Hoy ha cambiado, aun más si
cabe, mi concepción sobre la expresión. He de dejar constancia de que este
cambio ha sido todavía a mejor. En un día he asimilado aspectos de la expresión
que en mi vida los habría relacionado con esta materia. Me gustaría poner el
ejemplo de uno de los ejercicios de hoy, el clásico pilla pilla, pero con la
diferencia de que no se podían emitir sonidos. Es increíble, pero este pequeño
detalle de diferencia me ha servido para darme cuenta de la cantidad de cosas
que nos decimos sin hablarnos. Parece ser que esta forma de comunicación no
conoce límites.
Creo que jugar a pillar en silencio a marcado un antes y un después en la vida de todos... :) ¡Qué ilusión!
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